Temprano en la mañana y después de una buena taza de café colombiano, bajamos al establo, cogemos los caballos y salimos a dar vuelta al ganado, las tareas son rutinarias y se hacen todos los días; hay que salar los potreros, realizar las rotaciones de rigor, arreglar cercas eléctricas y asegurarse que haya suficiente agua.
La rutina cambia si hay ganado enfermo y fuera de sus rotaciones o si hay que llevar ganado a los corrales para vitaminizar y purgar, para esta caso la faena del ganado se alarga bastante. Una vez se termina de dar la vuelta al ganado, a los caballos hay que bañarlos y darles de beber agua con miel de purga. Así es una mañana en una finca de ganado.







